sábado, 27 de agosto de 2011

Ojalá te enamores!... ¿maldición o deseo?

Ojalá te enamores y no puedas con eso… es un proverbio cuyo origen se atribuye a los árabes o a la cultura gitana y cuyo autor no ha trascendido. Lo cierto es que en la antigüedad más que un buen deseo era una especie de sentencia mortal, una maldición de las peores que se podían pronunciar y con la que convivían infelizmente los maldecidos.



Temática popular si las hay!... miles de libros escritos sobre el enamoramiento y sus derivados: tiempo de duración, síntomas, consejos y un derroche de tips en las consumidas revistas del corazón sobre la etapa bon o bon = enamoramiento.

No me interesa hablar de eso, lo que me despertó curiosidad es pensar que suele esconderse detrás de esta frase…


Para pensar en ella de manera optimista, como un buen augurio, siento que es necesario despojarla de esos pensamientos negativos que terminan convirtiendo al mito en realidad.

El miedo de la profecía autocumplida.


Van algunos pensamientos y reflexiones…

Pienso que enamorarse no es para cobardes y convivir con dicha maldición no es para necios. Enamorarse solo es para aquellos que pueden con un destino atravesado, para aquellos que lleven un escudo de papel y una carcajada por las dudas.

Para personas comunes, sencillas, con sentido de lo humano que van por la vida vulnerables y cuando es necesario se la juegan.


¿Porque tiene tan poca prensa el lado positivo de la cosa?... que pasaría si en vez de decir, pensar y conversar sobre lo que no queremos, vamos por lo que si queremos… ejemplo:


Una relación sana, en la que dos personas entiendan lo mismo por libertad y la ejerzan con plenitud. Donde el compromiso sea mutuo pero porque existe el amor que los lleva a crear acuerdos, que no se romperán porque sería traicionarse a uno mismo y eso si que es infidelidad.

Una relación en la que compartir sea el mejor plan. Y me refiero a dejar de lado la simbiosis y la dependencia bilateral. Hablo de ser individuos, con formas de pensar e inquietudes distintas, con gustos y actividades diferentes en que invertir el tiempo pero con capacidad de trascender el yo. Con las mismas ganas de construir un nosotros que sea complementario y enriquecedor, que potencie a ambos.

Amar sin estar ciegos, sin ceder incondicionalmente pero sabiendo aceptar al otro en sus distintas facetas. Poniendo la dosis justa de egoísmo que se precisa para que la relación crezca y perdure.

Incluir por deseo y no porque corresponde. Ir de frente aunque duela pero siempre con respeto.

Tener la capacidad de conversar sobre todos los temas, inquietudes, pensamientos y sueños… sin prejuicios y con confianza.

Alimentar la pasión sin estar pendiente del tema. Comprensión, aceptación y creatividad encuentro que pueden ser condimentos esenciales.



Tal vez si algo de esto ocurriera, la maldición pasaría a ser un buen augurio... ¿no?...


نأمل سقوط في الحب

Ojalá te enamores y si puedas con eso!

domingo, 7 de agosto de 2011

Sin compromiso... no hay magia

Te invito antes de seguir leyendo, a mirar esta escena. Es de una película que ya tiene algunos años…“La suerte esta echada”.



¿Por qué la elegí?...Porque me gusta mucho y me ayudó a reflexionar sobre este tema…

Impegno en Italia, engagement en Inglaterra, δέσμευση en Grecia…
Seguramente el significado de esta palabra varíe según las costumbres y la idiosincrasia de cada país pero me animo a afirmar que la esencia, lo que marca la diferencia y mueve a las personas a lograr algo es la misma magia… ¿cuál?... la de comprometerse.

Compromiso es una palabra imponente, suena fuerte y en los tiempos que corren está un poco desprestigiada. En los diferentes ámbitos, hablar de compromiso, muchas veces genera miedo, implica riesgos, exceso de responsabilidad….Que importa!… dicen los que fluyen, la suerte esta echada!....y se olvidan de que la magia está en ayudar a la suerte.

Cuando el maestro le pregunta: ¿Por qué hoy queres aprender a bailar tango y no hace un año o dentro de 2 meses?
La respuesta del protagonista es “quiero aprender a bailar tango para acercarme a una mujer, la conocí en una milonga y como no se bailar…me quedé parado”.

Cuando uno se compromete con lo que quiere y desea, “hace”… atraviesa el miedo, aprende, no acepta excusas, solo resultados….
Cuando uno se compromete con alguien, lo manifiesta, lo comparte con el otro, lo expresa… aunque en el camino, “el tiempo se presente de una manera difícil de entender” (como dice el maestro…)

Toda la energía que uno invierte en resolver conflictos internos es energía que deja de invertir en sus propósitos externos.
El compromiso desaparece con las excusas que tenemos para explicar lo que no sucedió y nos hubiera gustado que pase.

“Vivimos la vida con la ilusión de que es un evento en vivo pero en realidad es un evento en diferido”….
¿Cuál es mi interpretación?
Si estas comprometido con lo que amas y deseas… sucederá (o llegará algo mejor que probablemente hoy ignores)

Y vos… ¿sos de los que empujan para que las cosas pasen o fluís con las cosas que pasan?