martes, 2 de octubre de 2012

El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional…


Esta conocida frase que se le atribuye a varios maestros (entre ellos a Buda), me ha acompañado desde que la escuché por primera vez.

Me la he apropiado, compartido y auto-repetido varias veces en diferentes circunstancias.

No se si te ha tocado experimentar el dolor que duele más que el dolor físico, me refiero al dolor emocional.

Ese dolor que aparece sin pedir permiso, cuando al calendario se le antoja, ese que te atraviesa completa sin importarle absolutamente nada, ni siquiera toca la puerta, entra y se instala.

Y de repente resulta que estas presa de un estado anímico que yo defino como “intratable”… es decir, ni trates de tratarme porque ya estoy tratando yo de que se vaya pero ni caso…

Son esos días de víctima total, en los que la opción más sana es permitirse imitar a la Magdalena… a llorar a la iglesia

(Cualquiera sea tu religión, si sos ateo/a no importa, donde más te guste).

En esos días grises, al menos a mi me da por cerrarme, aunque sé que no está bueno, es lo que me sale.

Uno empieza llorando por lo que le duele mucho y luego sigue con la lista de cosas por las que no había llorado pero ya que estamos… (muy típico de nosotras, no?)

Es cierto que hay que aprender a diferenciar dolor (emoción) de sufrimiento (estado de ánimo) y este último es una elección.

Si uno se instala en el rol de víctima, el dolor se puede hacer crónico y convertirse en melancolía/depresión, etc

Cuesta mucho pero hay que darle la bienvenida al dolor… suena raro, no?...

El tiempo va transformando el dolor en aceptación, aprendizaje, experiencia, etc… (Solo cambia la intensidad pero igual sigue doliendo…)

También es cierto que las lágrimas aclaran la mirada, cada tanto hace bien llorar y dejarse abrazar bien fuerte.



Yo sé cuanto te gustaba escribir y si bien me falta mucho para alcanzarte, descubrí que es una buena forma de hacer catarsis y de aceptar que aunque siempre me haces falta, siempre estás y estarás conmigo…

Aunque pasen los años, el tiempo me ayuda a seguir aprendiendo…